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Este estudio publicado en Nature Communications investigó si la pandemia de COVID-19 aceleró el envejecimiento del cerebro, incluso en personas que no se infectaron. Para ello, los investigadores analizaron imágenes cerebrales de casi mil personas antes y después de la pandemia, comparándolas con un grupo que tuvo dos estudios antes de la pandemia. ¿Qué encontraron? El cerebro de quienes vivieron la pandemia envejeció más rápido: como si hubieran sumado unos 5 meses extra de edad cerebral. Este cambio ocurrió aunque no hubieran tenido COVID-19, lo que indica que factores como el estrés, el aislamiento y los cambios en la vida diaria influyeron. El envejecimiento cerebral acelerado fue más pronunciado en varones y personas de entornos sociodemográficos más desfavorecidos y estas diferencias se presentaron independientemente de la infección por SARS-CoV-2. En quienes sí tuvieron covid19 (infección por SARS-CoV-2), además del envejecimiento acelerado, se observó más relación con problemas cognitivos. Implicaciones: La pandemia tuvo un impacto sustancial en la salud cerebral global, más allá de la infección directa. No solo afectó la salud física, también dejó huella en el cerebro. Se requiere atención a desigualdades sociales y estrategias para mitigar el impacto neurocognitivo, psicológico y social en futuras crisis. No está claro si esta aceleración es reversible, lo que plantea retos para la salud pública y la investigación sobre envejecimiento cerebral. Comentado en El Médico Interactivo.

La hipersensibilidad del receptor D1 podría ser un mecanismo para las conductas repetitivas y compulsivas asociadas con el síndrome de Tourette. Ecopipam es un medicamento potencialmente de primera clase que bloquea la acción del neurotransmisor dopamina en el receptor D1. En un ensayo de fase 3 con más de 100 pacientes, el subgrupo pediátrico que recibió ecopipam presentó una reducción del 50 % en el riesgo de recaída en niños con síndrome de Tourette, en comparación con quienes recibieron placebo. Ecopipam resultó seguro y eficaz para mejorar los síntomas del síndrome de Tourette en niños, adolescentes y adultos, según esta nueva investigación.

Este número monográfico (noviembre 2024), en abierto, de la revista The American Journal of Psychatry se centra en la comprensión de los trastornos por consumo de sustancias (TCS), con temas relevantes para el impacto de los criterios del DSM-5 en el diagnóstico de los TCS, las disparidades raciales en el tratamiento, las estrategias de prevención de daños, los circuitos neuronales y la genética. Comienza con una revisión de los circuitos neuronales asociados a los TCS, que destaca cómo el tratamiento afecta la función de estos circuitos. Esta revisión se complementa con dos estudios que abordan cuestiones relevantes para los determinantes sociales de la salud, la prestación de servicios sanitarios y el tratamiento. El primero caracteriza las disparidades raciales en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol; el segundo evalúa el impacto de la reducción del consumo de cannabis en los resultados funcionales. Dos artículos se centran en los circuitos neuronales y los genes. El primero utiliza métodos novedosos para obtener imágenes de la neuromelanina del mesencéfalo como indicador de dopamina; el segundo presenta datos de estudios de asociación del genoma completo (GWAS) analizados para comprender la genética de numerosos comportamientos asociados al consumo de alcohol. Finalmente, este número concluye con una carta de datos prioritarios que evalúa el impacto del cambio de criterios, del DSM-IV al DSM-5, en el diagnóstico y la prevalencia de los TCS.

El artículo analiza la relación entre salud mental y contacto con la naturaleza . A partir de los datos de la cohorte CONSTANCES, un equipo francés ha medido el impacto de la presencia de vegetación en un radio de 300 metros alrededor del lugar de residencia. Resultados: Este impacto varía en función del nivel de urbanización. La exposición a un entorno más verde se asocia con menos síntomas depresivos en las zonas periurbanas y menos estrés psicológico en las zonas urbanas y periurbanas. Este efecto protector no se observa en las zonas rurales. Dada la prevalencia de los trastornos mentales, los autores recomiendan mantener e incluso aumentar la vegetación en los entornos urbanos

El artículo publicado en The Conversation, analiza las consecuencias psicológicas de las inundaciones repentinas, tomando como referencia la DANA que afectó gravemente a la costa mediterránea española en octubre de 2024 . A partir de una revisión sistemática de más de 800 estudios científicos, se concluye que las inundaciones tienen un impacto significativo y duradero en la salud mental de los afectados, con trastornos como el estrés postraumático (TEPT), la ansiedad y la depresión como los más prevalentes. Estos efectos pueden persistir al menos tres años, y aunque tienden a disminuir con el tiempo, en algunos casos se cronifican. Los datos muestran que las personas que sufrieron directamente la inundación presentan tasas mucho más altas de TEPT (36,2 % frente al 7,9 % en no afectados), ansiedad (28,3 % frente al 6,5 %) y depresión (20,1 % frente al 5,8 %). Además, ciertos grupos son más vulnerables: mujeres, niños, adolescentes, personas con bajo nivel socioeconómico o educativo, desempleados y quienes ya tenían problemas de salud mental. También se destaca el papel de los factores estresantes secundarios, como los daños materiales, problemas con seguros, interrupciones en la vida cotidiana y pérdida de servicios, que agravan el impacto psicológico si no se gestionan rápidamente. Para mitigar estos efectos, el artículo propone varias medidas: Mejor coordinación interinstitucional entre organismos de prevención, respuesta, seguros y servicios sociosanitarios. Preparación adecuada ante futuras inundaciones, que puede reducir el TEPT. Incluir expertos en salud mental en los comités de emergencia. Dotar de recursos suficientes a los servicios de salud mental, con atención escalonada e integrada. Vigilancia epidemiológica que incluya trastornos mentales. Intervenciones sostenidas a medio y largo plazo, adaptadas al contexto. En resumen, el artículo subraya la necesidad de una respuesta integral y sostenida para abordar no solo los daños físicos, sino también la profunda huella emocional que dejan las inundaciones en las comunidades afectadas.

Este estudio investiga el valor del tau total en líquido cefalorraquídeo (CSF t-tau) como biomarcador de degeneración sináptica en lugar de degeneración neuronal en la enfermedad de Alzheimer (EA). Tradicionalmente, el CSF t-tau ha sido considerado un marcador de daño neuronal, junto con la atrofia cerebral y la proteína de cadena ligera de neurofilamentos (NfL). Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que el CSF t-tau podría estar más estrechamente relacionado con la disfunción sináptica. Los autores analizaron datos de dos cohortes independientes (ADNI y WRAP), incluyendo 1692 participantes divididos en cognitivamente no afectados (CU) y afectados (CI). Se compararon las asociaciones entre CSF t-tau y biomarcadores de degeneración sináptica (neurogranin [Ng] y SNAP25) frente a los de degeneración neuronal (volumen hipocampal [HCV] y NfL). Los resultados mostraron que: El CSF t-tau se correlaciona más fuertemente con los biomarcadores sinápticos que con los de neurodegeneración, tanto en participantes cognitivamente no afectados (CU) como afectados (CI). Los biomarcadores sinápticos explican una mayor proporción de la variabilidad en los niveles de CSF t-tau (hasta el 95.7% en CU y 89.9% en CI). Individuos con alteraciones solo en biomarcadores sinápticos presentan niveles elevados de CSF t-tau, mientras que aquellos con alteraciones solo en biomarcadores de neurodegeneración no muestran este aumento. Además, se observó que el CSF t-tau está más relacionado con la actividad sináptica que con la pérdida neuronal, lo que sugiere que podría ser un marcador más sensible para detectar cambios tempranos en la EA. Este hallazgo tiene implicaciones importantes para el diseño de modelos de progresión de la enfermedad y para la selección de participantes en ensayos clínicos. El estudio también destaca que la tau tiene funciones fisiológicas en la plasticidad sináptica, y que su acumulación patológica puede alterar la transmisión sináptica antes de que ocurra una pérdida neuronal significativa. Por tanto, el CSF t-tau podría servir como un indicador temprano de disfunción sináptica, complementando otros biomarcadores en el diagnóstico y seguimiento de la EA.

La Policía Nacional investiga como secta destructiva al Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos , una organización nacida en México con 319 grupos en todo el mundo, que llegó a España en 1982 y mantiene activos 13 grupos, focalizados en el norte y este peninsular y también en Madrid. Alcohólicos Anónimos, por su parte, ha iniciado acciones legales por la utilización sin permiso de su nombre, su logo y su lema, «recuperación, unidad, servicio», en nuestro país. El artículo publicado en el periódico El Mundo recoge además el testimonio de algunas víctimas y la opinión de expertos sobre sectas.

¿Cómo es posible que los estudiantes de medicina, armados con un acceso sin precedentes al conocimiento, a menudo tengan dificultades para aplicar lo que han aprendido en situaciones del mundo real? El artículo analiza esta paradoja creciente en la educación médica contemporánea: los estudiantes de medicina acumulan cada vez más conocimientos técnicos, pero su comprensión profunda y contextual de la medicina parece disminuir. El sistema actual de educación médica parece estar produciendo graduados con una perspectiva limitada y desanimados, ya que el plan de estudios prioriza la absorción de conocimiento factual sobre el cultivo del pensamiento crítico y las habilidades de resolución de problemas. El problema no radica en su inteligencia o dedicación, sino en un sistema educativo que valora y fomenta la retención superficial de conocimiento sobre la comprensión conceptual. Esta paradoja se atribuye a varios factores estructurales y pedagógicos que afectan la formación médica actual: Sobrecarga de información en la medicina moderna El resultado de la sobrecarga de información es una población de estudiantes que “saben” mucho, pero no necesariamente internalizan lo que han aprendido. Este aprendizaje superficial no proporciona una base para la comprensión profunda necesaria para abordar problemas clínicos complejos. Los peligros del aprendizaje basado en exámenes Se critica el modelo de evaluación dominante, centrado en exámenes de opción múltiple y pruebas objetivas estructuradas, que refuerzan el aprendizaje superficial y desincentivan la reflexión. La presión por rendir académicamente lleva a los estudiantes a priorizar el rendimiento sobre la comprensión, lo que afecta su motivación intrínseca y su capacidad de conectar con los pacientes. Evaluaciones tradicionales en la educación médica Las evaluaciones tradicionales en la educación médica a menudo han enfatizado la memorización de datos en lugar de la comprensión profunda. Los estudiantes están obsesionados con sus calificaciones de exámenes Este entorno los empuja hacia métodos que pueden asegurar la memorización a corto plazo, pero que desalientan la comprensión a largo plazo. El auge de la medicina basada en protocolos Uno de los grandes logros de la medicina moderna es el desarrollo de protocolos y guías que estandarizan la atención en todo el mundo y garantizan que los pacientes reciban un tratamiento confiable y basado en la evidencia. Sin duda han mejorado los resultados de los pacientes en innumerables escenarios. Sin embargo, una consecuencia no deseada de este aumento en la atención basada en protocolos es que puede conducir al pensamiento algorítmico, donde los estudiantes (e incluso los médicos en ejercicio) siguen listas de verificación y guías sin comprender completamente la fisiología o fisiopatología subyacente que fundamenta estas recomendaciones. ¿Son los estudiantes “exitosos pero imprudentes”? Mas ben se podría ser considerar a los estudiantes de medicina como “aprendices sobrecargados”. El cambio hacia el aprendizaje clínico y el alejamiento de la ciencia fundamental Los estudiantes de medicina a menudo son asignados a rotaciones clínicas antes de haber tenido la oportunidad de comprender completamente los mecanismos de la enfermedad o los fundamentos de la fisiología. En la prisa por desarrollar competencias clínicas, hay menos tiempo para detenerse en los matices de las vías bioquímicas, las respuestas inmunológicas o la anatomía detallada de las estructuras que se están tratando. La falta de tiempo para la reflexión y la síntesis El papel de la enseñanza en el desarrollo de la comprensión De saber a comprender: El camino a seguir Un cambio significativo exige un cambio colectivo: uno que implique que los estudiantes valoren el conocimiento por encima de las meras credenciales, que los educadores encarnen la curiosidad y la sabiduría que esperan inspirar, y que las instituciones reevalúen el éxito más allá de las calificaciones de las pruebas

Este estudio de cohorte prospectivo, realizado con datos del UK Biobank, investigó cómo las trayectorias longitudinales de ciertos biomarcadores plasmáticos relacionados con la enfermedad de Alzheimer (EA) se asocian con cambios en la estructura cerebral y el funcionamiento cognitivo . Además, se exploró el papel de la reserva cognitiva en estas asociaciones. Participantes y metodología Muestra: 1270 adultos (edad media: 59.7 años; 58.9% mujeres). Biomarcadores analizados: Ratio de amiloide-β 42/40 (Aβ42/40) Proteína ácida fibrilar glial (GFAP) Cadena ligera de neurofilamentos (NfL) Tau fosforilada en la posición 181 (p-tau181) Evaluaciones: Biomarcadores plasmáticos (2014–2020) Resonancia magnética cerebral y pruebas cognitivas (seguimiento en 2021–2022) Principales hallazgos Asociaciones estructurales : Niveles elevados de GFAP y NfL al inicio se asociaron con atrofia cerebral y alteraciones en la microestructura de la sustancia blanca. Incrementos longitudinales en GFAP se vincularon con deterioro acelerado en velocidad de procesamiento y atención visual. 2. Función cognitiva: GFAP y NfL mostraron correlaciones significativas con el declive cognitivo, especialmente en dominios como la velocidad de procesamiento. La ratio Aβ42/40 y p-tau181 tuvieron asociaciones más débiles con los cambios cognitivos. 3. Reserva cognitiva: Se utilizó el nivel educativo como indicador de reserva cognitiva. Los individuos con mayor reserva cognitiva (educación universitaria o superior) mostraron menor impacto de los biomarcadores en el deterioro cognitivo. Esto sugiere un efecto protector de la educación frente a los cambios neurodegenerativos. Implicaciones GFAP y NfL podrían servir como biomarcadores periféricos útiles para detectar cambios estructurales cerebrales y declive cognitivo en etapas tempranas de la EA. La educación y otras formas de reserva cognitiva podrían mitigar los efectos negativos de la patología de Alzheimer sobre la cognición. Este estudio refuerza la importancia de considerar factores individuales como la reserva cognitiva en el seguimiento y prevención de la EA. Conclusión El estudio demuestra que los biomarcadores plasmáticos GFAP y NfL están estrechamente relacionados con la salud cerebral estructural y cognitiva, y que la reserva cognitiva puede modificar significativamente estas trayectorias. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para la detección temprana y la intervención personalizada en la enfermedad de Alzheimer.

El artículo es una revisión narrativa que explora los mecanismos neurobiológicos subyacentes a la terapia electroconvulsiva (TEC) en el tratamiento de la depresión resistente al tratamiento (TRD, por sus siglas en inglés). La TRD afecta al 30-40% de los pacientes con trastorno depresivo mayor (TDM) y se caracteriza por la falta de respuesta a al menos dos tratamientos antidepresivos adecuados. La TEC, introducida en los años 30, sigue siendo una de las intervenciones más eficaces para la TRD, especialmente en casos graves, con suicidio inminente, síntomas psicóticos o catatonía. A pesar de su eficacia, la TEC está subutilizada debido a preocupaciones sobre efectos secundarios cognitivos, como la amnesia anterógrada y retrógrada, y al estigma social. Sin embargo, los avances técnicos recientes —como la optimización de parámetros de dosis, colocación de electrodos y uso de agentes coadyuvantes— han mejorado su perfil de seguridad y eficacia. El artículo compara la TEC con otras terapias neuromoduladoras como la ketamina y la estimulación magnética transcraneal repetitiva (rTMS). La ketamina ofrece un inicio de acción más rápido y mejor perfil cognitivo, aunque con efectos secundarios disociativos. La rTMS, menos invasiva y sin necesidad de anestesia, muestra eficacia variable. La TEC sigue siendo superior en eficacia general, especialmente en pacientes mayores o con síntomas graves. En cuanto a los mecanismos de acción, la TEC actúa a través de múltiples vías: Modulación de neurotransmisores: Aumenta la disponibilidad de serotonina, dopamina y noradrenalina. Neurogénesis: Estimula la proliferación celular en el hipocampo. Cambios en la conectividad cerebral: Mejora la conectividad funcional entre regiones clave como la corteza prefrontal y el sistema límbico. Regulación de la respuesta inmune: Reduce marcadores inflamatorios, lo que puede estar relacionado con la mejoría clínica. Señalización neurotrófica: Aumenta factores como el BDNF, esenciales para la plasticidad sináptica. Cambios epigenéticos: Modula la expresión génica relacionada con el estrés y la neuroplasticidad. Respecto a los efectos cognitivos, aunque existen riesgos, la mayoría son transitorios y se resuelven en semanas o meses. La pérdida de memoria autobiográfica puede persistir en algunos casos, especialmente en pacientes mayores o con vulnerabilidades previas. La percepción de deterioro cognitivo a largo plazo parece estar más relacionada con síntomas depresivos residuales que con la TEC en sí. El artículo concluye que una mejor comprensión de los mecanismos de la TEC puede ayudar a identificar biomarcadores predictivos de respuesta y a personalizar los tratamientos. También se destaca la necesidad de más investigaciones que comparen la TEC con otras terapias neuromoduladoras y que exploren combinaciones terapéuticas para maximizar beneficios y minimizar efectos adversos.


