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Por primera vez en Estados Unidos, un gemelo idéntico ha sido condenado gracias a diferencias genéticas detectadas en su ADN, marcando un hito en la justicia forense. El caso se remonta a 1987, cuando una cajera de una gasolinera en Woodbridge, Virginia, fue agredida sexualmente a punta de cuchillo. El agresor dejó semen en la escena, pero durante décadas el ADN no coincidió con ningún perfil en la base de datos CODIS. En 2019, detectives especializados en casos sin resolver reabrieron la investigación y recurrieron a Parabon NanoLabs, empresa pionera en genealogía genética. Su análisis reveló que el ADN del agresor coincidía con una familia que incluía gemelos idénticos, lo que normalmente imposibilita la identificación, ya que comparten casi todo su genoma. Sin embargo, los científicos aplicaron secuenciación profunda del genoma para encontrar mutaciones somáticas: pequeñas variaciones adquiridas tras la división embrionaria. Estas diferencias, aunque mínimas, son únicas y permitieron distinguir a los hermanos. Tras obtener muestras de ambos gemelos, se comprobó que las mutaciones del semen correspondían a Russell Marubbio, de 54 años, quien fue declarado culpable el 21 de agosto. La fiscalía destacó que esta técnica se admitió por primera vez en un tribunal estadounidense, consolidando un precedente legal. El proceso incluyó genealogía avanzada, reconstrucción de árboles familiares y colaboración entre laboratorios y detectives en varios estados. Este avance se suma a otros casos emblemáticos, como el del Golden State Killer, y demuestra cómo la combinación de tecnología genética y bases de datos está revolucionando la resolución de crímenes antiguos. Los análisis genéticos para diferenciar gemelos idénticos son cada vez más frecuentes, impulsados por avances científicos y formación policial. Aunque costosos, pueden ser rentables frente a décadas de investigación. Su aplicación judicial, como en el caso Marubbio, supone un gran avance para atrapar delincuentes y prevenir nuevos crímenes. En conclusión, la identificación mediante mutaciones somáticas abre una nueva era en la investigación forense, permitiendo superar la barrera que suponían los gemelos idénticos y ofreciendo herramientas para atrapar agresores que antes quedaban impunes.

Artículo publicado en Diario Médico que analiza la incompatibilidad entre el rol de médico asistencial y el de perito médico cuando se trata del mismo paciente . El médico que atiende a un paciente tiene como finalidad el cuidado de su salud, actuando con lealtad y confidencialidad, mientras que el perito debe mantener objetividad e imparcialidad al elaborar informes para tribunales. Estas funciones son radicalmente distintas y no pueden coexistir sobre la misma persona. El Código de Deontología Médica, en su artículo 76.7, establece que el cargo de perito es incompatible con haber sido médico asistencial del peritado, para evitar conflictos de interés. Si un profesional incumple esta norma, puede enfrentarse a sanciones disciplinarias por parte del colegio de médicos, como la suspensión temporal del ejercicio. Aunque la infracción del código no implica automáticamente otras responsabilidades, sí podría derivar en responsabilidad penal en casos de negligencia grave, falsedad o fraude. Además, la Ley de Enjuiciamiento Civil exige que el perito actúe con la mayor objetividad posible, bajo juramento. Presentar un informe pericial sobre un paciente previamente tratado compromete esa objetividad, lo que permite a las partes impugnar el informe y al tribunal desestimarlo, dejándolo sin valor probatorio. Esto no solo inutiliza el trabajo realizado, sino que también expone al perito a consecuencias legales. En conclusión, para preservar la imparcialidad y la confianza, un médico que ha tratado a un paciente debe abstenerse de actuar como perito en su caso. Del mismo modo, si desea intervenir como perito, no debe participar en la asistencia médica del paciente. Esta separación garantiza la ética profesional, la validez de los informes y la protección tanto del paciente como del propio facultativo.

Artículo publicado en el Diario El Mundo sobre la brigada de la Policía Nacional, pionera en el mundo y liderada por los inspectores Virginia García y Óscar Amor. Su objetivo es rastrear en Internet mensajes de usuarios con ideas o intenciones suicidas, mediante la detección en redes como TikTok, Instagram, foros de videojuegos, grupos de WhatsApp o Telegram. Una vez recibida una alerta, el equipo actúa con rapidez para localizar IPs, teléfonos o domicilios, intentando contactar y ofrecer ayuda antes de que se materialice la conducta autodestructiva. Durante 2024 en España hubo 3.846 suicidios —una tasa de 10,5 casos al día, con un 73,9 % de hombres—, según datos provisionales del INE. Aunque la cifra mejoró un 6,6 % respecto a 2023, sigue siendo alarmante. Se estima que 377 muertes han sido evitadas gracias a esta brigada. Solo en dos ocasiones no llegaron a tiempo, uno de ellos porque la víctima había programado su despedida con antelación. El artículo recuerda que el suicidio no obedece a una única causa, sino a una combinación de factores psicológicos, familiares, sociales, económicos o culturales, y subraya que la mayoría de las muertes por suicidio son prevenibles. La Policía enfatiza que cualquier canal de alerta —desde un directo en redes hasta mensajes grupales— es atendido inmediatamente, circunstancia en la que la velocidad de reacción resulta clave. Los inspectores destacan que, aunque existen casos extremadamente difíciles, el objetivo principal es contactar y ofrecer ayuda emocional o profesional a tiempo. El artículo incluye recomendaciones para quienes sufran ideación suicida o conozcan a alguien en esa situación: llamar al 024 (teléfono de atención emocional) o al 112 en caso de urgencia. Según relata el reportaje, la Policía Nacional desarrolló un protocolo especializado para esta brigada, dividida en dos equipos operativos en red, cuya labor en redes sociales y foros ha permitido evitar centenares de muertes desde 2018, reforzando así la idea de que detrás de cada caso hay una persona vulnerable a la que se le puede tender la mano antes de que sea demasiado tarde.

La enfermedad de Huntington (HD) es un trastorno neurodegenerativo hereditario que se caracteriza por un exceso de repeticiones CAG en el gen HTT, lo que provoca la acumulación de proteína huntingtina mutada y daño neuronal progresivo. Aunque tradicionalmente se asocia con síntomas motores, el artículo subraya que las manifestaciones neuropsiquiátricas suelen aparecer antes y son, en muchos casos, las más incapacitantes. Entre los síntomas tempranos destacan depresión, ansiedad, irritabilidad, apatía y alteraciones cognitivas como déficit de atención, memoria y funciones ejecutivas. También pueden presentarse conductas desinhibidas y desorganización, incluso en fases premórbidas. Estos signos son clave para la detección precoz, pero a menudo se confunden con trastornos psiquiátricos primarios. El texto ilustra esta realidad con el caso de “Mr. Blake”, un hombre de 44 años con antecedentes de depresión que comenzó a mostrar deterioro cognitivo e irritabilidad sin síntomas motores evidentes. Una evaluación neuropsicológica reveló discapacidad cognitiva leve y la prueba genética confirmó la mutación HTT. El manejo incluyó memantina para el déficit cognitivo y fluoxetina para la depresión, aunque actualmente no existe tratamiento modificador de la enfermedad. El artículo enfatiza la importancia de un enfoque multidisciplinario que integre psiquiatría, neurología y otras especialidades para optimizar el control sintomático y prevenir interacciones farmacológicas. Además, señala la necesidad urgente de ensayos clínicos centrados en las manifestaciones psiquiátricas, dado que la evidencia actual es limitada. Entre las estrategias emergentes se mencionan terapias génicas y edición genética, aún en fase experimental. En conclusión, reconocer y tratar los síntomas neuropsiquiátricos de forma temprana es esencial para mejorar la calidad de vida y el pronóstico funcional en pacientes con HD. La detección precoz, junto con cuidados integrados y apoyo familiar, constituye la piedra angular del abordaje clínico mientras se desarrollan terapias que modifiquen la evolución de la enfermedad.

El artículo analiza la creencia errónea de que las herramientas actuariales para evaluar riesgo en psiquiatría son completamente objetivas . Parte de un caso en el que un psicólogo recién contratado utiliza estas herramientas en una clínica forense y concluye que un paciente afroamericano, estable durante 15 años, tiene alto riesgo de peligrosidad futura. Esto genera debate entre el personal, que cuestiona la validez y ética de basar decisiones solo en dichos instrumentos. La evaluación del riesgo es esencial en psiquiatría, especialmente en contextos forenses, donde la libertad del paciente depende de ella. Históricamente, la capacidad de los psiquiatras para predecir violencia futura ha sido cuestionada, lo que llevó al desarrollo de herramientas actuariales tras el caso Barefoot v. Estelle (1983). Estas herramientas, basadas en datos estadísticos, buscan reducir sesgos, pero estudios recientes evidencian que no son neutrales: incluyen variables como historial de arrestos, expulsiones escolares y detenciones juveniles, factores atravesados por desigualdades raciales. Así, pacientes negros y latinos son penalizados por sistemas que los han sobrecriminalizado desde la infancia, perpetuando la ruta de escuela-prisión. El artículo advierte que depender exclusivamente de estas herramientas es problemático. Recomienda emplear modelos de juicio profesional estructurado que integren factores históricos, clínicos y de manejo del riesgo. También señala que otras pruebas psicológicas pueden carecer de objetividad si no están adaptadas culturalmente, pues asumen experiencias y lenguaje homogéneos. Además, la interacción evaluador-paciente y los sesgos implícitos del profesional influyen en los resultados. Finalmente, se subraya que la objetividad absoluta en evaluaciones psiquiátricas es ilusoria. Factores sociales, culturales y ambientales deben considerarse para evitar conclusiones dañinas y discriminatorias. Las guías éticas instan a diferenciar hechos verificados de inferencias y a usar herramientas con cautela, reconociendo sus limitaciones y el contexto del evaluado.

En 2022, la Armada estadounidense enfrentó una crisis tras siete suicidios de marineros en el USS Washington y el centro MARMC, lo que reveló graves problemas en la salud mental militar. Robert Marietta, psiquiatra con más de 20 años de servicio, analizó el caso y destacó la desconfianza de los marineros hacia el sistema, por miedo a represalias que afectaran su carrera. Para él, la cultura organizacional, el liderazgo y las condiciones de vida son factores clave en la salud mental. Este episodio inspiró su libro Reflections of a Military Psychiatrist , donde expone un sistema “caótico y orientado a crisis”, sin planificación a largo plazo. Marietta describe la cultura del “aguanta y sigue”, que dificulta pedir ayuda, y el persistente estigma asociado al tratamiento psicológico. Recuerda cómo un general aconsejó ocultar la atención mental en los expedientes, reflejando la tensión entre necesidad y consecuencias profesionales. El libro también aborda el papel complejo del psiquiatra militar, que debe equilibrar la atención al paciente con las exigencias de la misión. Marietta propone reformas como: políticas unificadas para todas las ramas, garantías contra sanciones por revelar problemas, evaluaciones independientes antes de afectar la carrera y derecho a apelación. Aunque crítico, Marietta muestra profundo compromiso con las Fuerzas Armadas y anima a jóvenes psiquiatras a considerar esta carrera, destacando beneficios como el reembolso de préstamos estudiantiles y bonificaciones salariales. Los suicidios fueron un llamado de atención que incluso motivó cambios en el liderazgo naval. Para Marietta, la experiencia reafirma que los psiquiatras deben ser defensores de sus pacientes y de mejoras estructurales en el sistema.

Artículo de opinión publicado en Psychiatric News sobre una tendencia creciente entre estudiantes de medicina hacia la psiquiatría en EEUU, que lleva más de una década en aumento. En 2024, 1.823 graduados estadounidenses obtuvieron plazas en programas de residencia en psiquiatría, marcando el decimotercer año consecutivo de incremento. Las solicitudes también han crecido significativamente: de 1.618 en 2015 a 2.693 en 2024, según datos oficiales. En contraste, las solicitudes de médicos graduados en el extranjero han disminuido, debido a la mayor competitividad nacional. Educadores atribuyen este fenómeno a un interés genuino por la salud mental, junto con la percepción de que la especialidad ofrece equilibrio entre vida personal y profesional, además de una remuneración aceptable. Laura Roberts, jefa de psiquiatría en Stanford, señala que este entusiasmo se relaciona con avances en neurociencia, tratamientos innovadores y la posibilidad de una carrera plena. También influye la sensibilidad de una generación marcada por la pandemia, que busca conexiones humanas significativas y contribuir a resolver problemas reales como aislamiento, angustia y adicciones.

En los últimos años, la quetiapina ha experimentado un crecimiento exponencial en su prescripción, pero no para sus indicaciones aprobadas —esquizofrenia, trastorno bipolar y depresión resistente—, sino para problemas como insomnio, ansiedad, trastornos de personalidad, TEPT y síntomas de demencia. Esta tendencia se consolidó tras una agresiva campaña de marketing de AstraZeneca en la década de 2000, que promovió el uso del fármaco para múltiples trastornos psiquiátricos. Aunque la compañía pagó multas millonarias por comercialización ilegal, el uso fuera de indicación continuó, impulsado por médicos de atención primaria y enfermería, más que por psiquiatras. Estudios en EE. UU. y Europa confirman que gran parte de las nuevas recetas son para dosis bajas, especialmente para trastornos del sueño. El atractivo de la quetiapina en dosis reducidas radica en sus efectos sedantes, derivados de su acción sobre receptores de histamina y alfa-adrenérgicos, lo que la convierte en una opción tentadora para problemas comunes. Sin embargo, investigaciones recientes advierten que incluso dosis inferiores a 200 mg/día conllevan riesgos metabólicos, aumento de peso y alteraciones motoras. En adultos mayores, el peligro es mayor: caídas, demencia y mortalidad se incrementan significativamente frente a alternativas como trazodona o mirtazapina. A pesar de que muchos pacientes reportan beneficios, la evidencia científica es insuficiente. De 176 estudios piloto sobre usos no aprobados, el 79 % nunca se confirmó con ensayos robustos, aunque varias guías clínicas adoptaron estas recomendaciones preliminares. Expertos como Alpert y Muskin subrayan la necesidad de prudencia: dosis bajas no garantizan seguridad y la respuesta individual es impredecible. Además, critican la tendencia a recurrir demasiado pronto a la quetiapina sin agotar opciones más seguras. Para insomnio y ansiedad, se sugieren alternativas como trazodona, mirtazapina, paroxetina, betabloqueantes o gabapentinoides, reservando la quetiapina solo para casos específicos y bajo estrecha supervisión.

Se ha descrito repetidamente una reducción volumétrica de la sustancia gris en la esquizofrenia. Si bien los metaanálisis de estudios de neuroimagen revelaron la reducción macroscópica de la corteza cingulada anterior en la esquizofrenia, su mecanismo a nivel celular aún no se ha dilucidado. En este estudio , se analizan las estructuras somáticas neuronales de la corteza cingulada anterior en cerebros post mortem de 8 casos de esquizofrenia y 8 controles, visualizadas mediante nano-CT con radiación sincrotrónica. Conclusiones: La longitud media del soma de las neuronas en la corteza cingulada anterior del grupo de esquizofrenia es el 80 % de la del grupo de control. La diferencia en la longitud del soma observada entre los grupos de casos y controles es atribuible a las neuronas piramidales. Los casos de este estudio se pueden distinguir en grupos de esquizofrenia y control utilizando dos parámetros estructurales determinados a partir de sus tejidos cerebrales post mortem de la corteza cingulada anterior. La puntuación de alucinaciones auditivas se correlaciona significativamente con la longitud del soma neuronal. Los autores sugieren que los cambios volumétricos de la sustancia gris observados en la esquizofrenia representan una reducción del tamaño del soma y un adelgazamiento de las neuritas, lo que puede provocar un mal funcionamiento de las áreas cerebrales correspondientes. Comentado en Psypost

Estimados compañeros/as, ya estamos preparando el próximo Congreso Nacional de la SEPL, que como sabéis la sede será en Vitoria, los días 14-16 de mayo de 2026. Por dificultades en la web actual de la SEPL hemos creado para este congreso una web paralela que acoja toda la información relativa al congreso (programa, inscripciones, alojamiento y participación mediante póster). Es decir, para cualquier información relacionada con el congreso 2026, tendrás que dirigirte y consultar en esta nueva Web El enlace de contacto con esta nueva Web del congreso Vitoria 2026 es: https://psiquiatrialegal2026.com/ Disculpad las molestias. Falta terminar el programa del congreso que lo publicaremos en los próximos días. ¡Nos vemos!


