Las decisiones éticas médicas son parte integral de las responsabilidades profesionales de un médico y son fundamentales para una atención de calidad centrada en el paciente. En ocasiones hay casos complejos de pacientes que desafían incluso al profesional más experimentado. Los criterios de Appelbaum y Grisso para la evaluación de la capacidad de decisión incluyen comunicar una elección consistente, comprender la información relevante, apreciar las circunstancias y consecuencias y manipular racionalmente la información. Sin embargo, los críticos han señalado que estos criterios pueden ser abiertamente "cognitivos" y no estar en plena sintonía con los valores y la autenticidad (sinceridad y coherencia) del paciente. Cuando se intenta determinar la capacidad de decisión de una persona, pueden surgir dificultades cuando sus decisiones declaradas contradicen las conductas previas del paciente.
En este artículo se presenta un caso complejo que involucra a un paciente con VIH, en el que la capacidad de decisión declarada (en el momento de la entrevista) fue cuestionada respecto su capacidad demostrada (declaraciones y conductas previas) del paciente, lo cual no se ha descrito previamente en la literatura. Los autores además proponen un diagrama de flujo que los médicos pueden utilizar cuando se vean involucrados en situaciones éticamente desafiantes.
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