El proceso de mantener la memoria a largo plazo es un enigma en neurociencia. ¿Cómo pueden moléculas que duran solo horas o días mantener recuerdos que persisten durante semanas o años? En este estudio, los investigadores descubrieron que una molécula llamada KIBRA desempeña un papel crucial. KIBRA actúa como “pegamento”, uniendo otras moléculas para ayudar a formar y fortalecer las memorias con el tiempo.
Específicamente, KIBRA se asocia con una enzima llamada proteína quinasa Mzeta (PKMζ). Esta asociación ancla la acción potenciadora de PKMζ en las sinapsis activadas, manteniendo la potenciación a largo plazo (late-LTP) en esas sinapsis. Curiosamente, los antagonistas estructuralmente distintos de la dimerización KIBRA-PKMζ interrumpen la LTP establecida y la memoria espacial a largo plazo, pero no afectan la transmisión sináptica basal. Además, estos agentes requieren PKMζ para su efecto. En resumen, no es solo PKMζ ni solo KIBRA, sino la interacción continua entre ambos lo que mantiene la LTP tardía y la memoria a largo plazo.
En conclusión, KIBRA y PKMζ trabajan juntos como una especie de “pegamento molecular” para mantener nuestras memorias a lo largo del tiempo.
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