A pesar de que tradicionalmente se ha denominado «cine para adultos», la pornografía ya no tiene exclusivamente un público mayor de dieciocho años. Hoy en día, los menores también tienen acceso a estos contenidos a través de internet que además, muchos de estos contenidos son ofrecidos de manera gratuita.
Este artículo hace una revisión de la literatura y explora las principales consecuencias lesivas que se han asociado al consumo de pornografía por menores. Concretamente, serán consideradas las siguientes: la realización por los menores de prácticas de riesgo offline (sexo sin preservativo) y online (sexting), la insatisfacción corporal y/o sexual y, muy en especial, el desarrollo de actitudes favorables hacia la violencia sexual contra las mujeres.
Entre la conclusiones, al autor del trabajo aconseja la introducción de mecanismos de control orientados a dificultar que los menores dispongan de vía libre para visualizar un sinfín de contenidos pornográficos. Para ser más precisos, estos serían las herramientas de control parental, de un lado, y la implementación de sistemas de verificación de edad en las páginas web pornográficas. No obstante, dado que, sean cuales sean las barreras, más o menos férreas, que se interpongan entre los menores y los contenidos pornográficos, seguirá existiendo un riesgo de que estos terminen por visualizarlos, no podrá pasarse por alto la necesidad de ofrecerles una óptima educación afectivo-sexual tanto en el hogar como en la escuela en aras de garantizarles un desarrollo personal sano.
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