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Un estudio relaciona la forma de la cara con la esquizofrenia y el trastorno bipolar

23 de diciembre de 2024

Dado el origen ectodérmico compartido y el desarrollo integrado de la cara y el cerebro, los biomarcadores faciales surgen como candidatos potenciales para evaluar la vulnerabilidad a trastornos en los que el desarrollo neurológico está comprometido, como la esquizofrenia (SZ) y el trastorno bipolar (BD).

En este estudio se identifican diferencias sutiles en la morfología facial que podrían estar relacionadas con el diagnóstico de la esquizofrenia y el trastorno bipolar. En general, los resultados señalan la forma facial como un candidato prometedor para evaluar el riesgo biológico de esquizofrenia y trastorno bipolar y revelan mecanismos fisiopatológicos específicos del sexo que modulan la interacción entre el cerebro y la cara durante el desarrollo neurológico en la esquizofrenia.

Estos resultados animan a realizar más investigaciones para establecer correlaciones entre la cara y el cerebro como biomarcadores para estos trastornos, realizando análisis morfométricos aún más precisos integrados con datos genéticos. Este enfoque facilitaría el desarrollo de un biomarcador compuesto que combine datos fenómicos y genómicos del cerebro y la cara, mejorando en última instancia su potencial para evaluar la vulnerabilidad a la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

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Por Alfredo Calcedo 21 de febrero de 2025
Los psiquiatras a veces se encuentran en la encrucijada de cruzar un límite ético o profesional. El código de ética de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría exige que los psiquiatras no se aprovechen de sus pacientes y que se aseguren de que no haya apariencias de incorrección. En este breve artículo se dan algunos consejos para la gestión de riesgos y como abordar las relaciones duales (tratar a un familiar o amigo), conductas intrusivas de los pacientes, el rol de experto forense versus médico tratante y otras situaciones que conllevan el potencial de cruzar límites profesionales y éticos
Por Alfredo Calcedo 21 de febrero de 2025
El artículo aborda el impacto de la expansión de las apuestas legales en la salud pública. Desde la decisión del Tribunal Supremo de EE. UU. en el caso Murphy v. National Collegiate Athletic Association, que permitió a los estados legalizar las apuestas deportivas, ha habido un aumento significativo en las apuestas, especialmente online. El estudio destaca que el número de estados con apuestas deportivas legales ha crecido de 1 en 2017 a 38 en 2024, y las apuestas totales han aumentado de $4.9 mil millones a $121.1 mil millones en el mismo período. El artículo subraya la necesidad de esfuerzos de salud pública para abordar los posibles daños relacionados con el rápido crecimiento de las apuestas deportivas. Por otro lado las repercusiones negativas del juego en la salud y el bienestar pueden ser graves y de amplio alcance . Incluyen trastornos de salud mental (depresión, trastornos bipolares y tendencias suicidas) y trastornos por consumo de sustancias. El juego tiene una asociación sustancial con el bienestar financiero, con efectos negativos para el trabajo, la educación y la vida familiar. Cada vez hay más evidencia que demuestra que el juego también puede ser un factor de riesgo o moderador de la violencia de pareja (desde y hacia la pareja del jugador) y el maltrato infantil. El efecto negativo del juego es particularmente preocupante dado el crecimiento explosivo internacional de las oportunidades y los lugares de juego, muchos de los cuales son posibles gracias a las innovaciones en las tecnologías de la comunicación, incluidos los teléfonos inteligentes y el acceso a Internet de alta velocidad. En España, la Red de Atención a las Adicciones pide la eliminación “absoluta” de la publicidad relacionada con las apuestas.
Por Alfredo Calcedo 21 de febrero de 2025
La noticia aborda la preocupante disminución de la tasa de vacunación contra la gripe entre los profesionales sanitarios en España. En 2023, solo el 42% de los sanitarios se vacunaron, una caída significativa desde el 66% en 2020. Esta tendencia pone en riesgo tanto a los sanitarios como a los pacientes vulnerables. Las razones detrás de esta disminución incluyen la falta de percepción del riesgo, el fin de la emergencia por la pandemia de Covid-19 y la insuficiencia de estrategias de concienciación. Juan Martínez, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, señala que la desaparición del contexto de emergencia sanitaria ha reducido el estímulo para vacunarse. Además, muchos sanitarios no se consideran a sí mismos como población de riesgo debido a su juventud y buena salud. El artículo también destaca la falta de recursos y la ineficacia de las campañas de promoción de la salud dirigidas a los sanitarios. Martínez insiste en la necesidad de mejorar la comunicación y la educación sobre vacunación dentro del sector. La falta de información adecuada y la percepción de que el único motivo para vacunarse es el altruismo no son suficientes para persuadir a los profesionales. En resumen, el artículo subraya la urgencia de reforzar la información, mejorar la accesibilidad a la vacuna e invertir en prevención para revertir esta preocupante tendencia.
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