Un trabajador fue despedido por gastar una broma pesada a un compañero, que resultó en consecuencias graves. El empleado colocó una cinta adhesiva transparente entre los marcos de un portón a la altura de la cabeza. Como resultado, otro compañero que conducía una carretilla con palés de cajas se enganchó con la cinta por el cuello y cayó al suelo de espaldas. El afectado sufrió contusiones y dolor en el cuello, lo que lo llevó a darse de baja por accidente laboral.
Días antes, la empresa había advertido a los trabajadores sobre el tráfico intenso de carretillas en varias zonas de la nave. A pesar de estas advertencias, el trabajador desatendió las órdenes y colocó la cinta adhesiva con la intención de gastar una broma, ignorando las posibles consecuencias. La empresa tomó la decisión de despedirlo debido a su conducta temeraria.
El trabajador demandó a la empresa, pero finalmente, la justicia de Castilla y León consideró que su comportamiento no solo constituía un abuso de confianza y desatención a las directrices del empleador, sino que también podría haber afectado a otros empleados. Por lo tanto, el despido fue declarado procedente.
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