El artículo subraya la importancia de enseñar a los niños y adolescentes a aceptar los límites y manejar la frustración como una parte esencial de su desarrollo emocional y social. Comienza con un ejemplo de un niño pequeño, Mario, que hace una rabieta en el supermercado porque su padre no le compra más piruletas. Este comportamiento es común y refleja la dificultad de los niños para aceptar que no pueden tener todo lo que desean.
El autor explica que la frustración surge cuando los niños no han aprendido a aceptar los límites de la experiencia humana, es decir, que no siempre se puede obtener lo que se quiere. Este aprendizaje es crucial para el desarrollo emocional y social de los niños. La frustración es una parte inevitable de la vida y aprender a manejarla es esencial para el bienestar emocional.
El artículo destaca que enseñar a los niños a aceptar los límites no es una tarea fácil ni rápida. Requiere tiempo, paciencia y un acompañamiento adecuado por parte de los adultos. Los padres y educadores deben estar presentes y ofrecer apoyo emocional cuando los niños enfrentan situaciones de frustración. Es importante ofrecer opciones al “no” que “sí” se puedan realizar y que los niños comprendan que la frustración es una parte normal de la vida y que aprender a manejarla les ayudará a ser más resilientes y adaptables.
Además, el autor sugiere que los adultos deben dar ejemplo con su propio comportamiento, mostrando cómo manejan sus propias frustraciones de manera constructiva. También es útil proporcionar a los niños oportunidades para experimentar pequeños fracasos y aprender de ellos en un entorno seguro y de apoyo.
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