Varios medios de comunicación se han hecho eco de la noticia: Una máscara para cubrir su rostro y las manos atadas han sido el único tratamiento que durante 16 años ha recibido un paciente psiquiátrico de 50 años, que padece pica.
Lo ha denunciado la nueva garante para las personas privadas de libertad de la isla de Cerdeña (Italia), Irene Testa: "No puedo aceptar (...) un trato que parece más cercano al concepto de tortura que al de asistencia".
Desde luego situaciones como esta no dejan de ser impactantes y escalofriantes, en particular para personas que no han trabajado con enfermos mentales graves.
Quiero pensar que los profesionales que atienden a este paciente han hecho lo mejor posible por su atencion y ojalá que la señora Irene Testa, pueda aportar más pronto que tarde, aparte de rasgarse las vestiduras, alternativas terapéuticas “más humanas”.
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