Este artículo explora las razones detrás de los casos en los que menores de edad cometen parricidio, es decir, matan a sus propios padres. El autor analiza los factores criminógenos y de riesgo que pueden influir en el comportamiento violento de los jóvenes. Aunque cada caso es único, algunos elementos comunes incluyen experiencias traumáticas previas (sentimientos de abandono o pérdida), entornos familiares disfuncionales, problemas de salud mental y situaciones de maltrato físico y psíquico. El artículo también destaca el crecimiento constante en el número de homicidios cometidos por menores en los últimos años en España. Si bien estos casos no siempre reciben la misma atención mediática, el autor sugiere que es importante comprender los factores subyacentes para prevenir futuros actos violentos.
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