Riesgo de por vida de enfermedad renal grave en pacientes tratados con litio

2 de enero de 2024

Estudio retrospectivo que investiga la asociación entre la duración del tratamiento con litio y el riesgo de enfermedad renal crónica en etapa 4 o superior (ERC4+).

Enfermedad renal en etapa 4 o superior indica insuficiencia renal grave con filtrado glomerular por debajo de 30 mL/min.

Resultados:

Considerando un horizonte de vida de 90 años, el riesgo de por vida de ERC4+ para pacientes que inician tratamiento con litio entre los 55 y 74 años osciló entre 13,9% y 18,6%. Por el contrario, el grupo de pacientes de mayor edad, aquellos que comenzaron a tomar litio a los 75 años o más, tuvo un riesgo de por vida más bajo, del 5,4%. El riesgo acumulado a 10 años para los pacientes que comenzaron a administrar litio entre los 18 y los 54 años fue mínimo, oscilando entre el 0% y el 0,7%. El nivel de creatinina previo al tratamiento fue un factor predictivo, con un índice de riesgo de 4,6 (IC del 95 %: 2,75 a 7,68) para valores dentro del tercio superior del rango de referencia en comparación con el tercio inferior. Además, veinte o más años de exposición al litio mostraron una fuerte asociación con un mayor riesgo de ERC4+ en comparación con 1 a 5 años de uso de litio, con un odds ratio de 6,14 (IC del 95%: 2,65 a 14,26).

Conclusiones

El riesgo de ERC4+ entre los pacientes tratados con litio mostró diferencias significativas relacionadas con la edad. El mayor riesgo aparece cuando el tratamiento con litio se inicia entre los 55 y 74 años. Los pacientes menores de 55 años tenían un riesgo insignificante a 10 años, mientras que el riesgo de por vida para los mayores de 75 años era limitado. La duración del tratamiento con litio, especialmente superior a 20 años, surgió como un factor de riesgo importante. Para la evaluación y predicción de riesgos individuales, es esencial tener en cuenta la edad, los niveles de creatinina previos al tratamiento y el horizonte temporal elegido para la predicción.

Por Alfredo Calcedo 14 de mayo de 2025
El síndrome de piernas inquietas (SPI), también llamado enfermedad de Willis-Ekbom (EIE), es una afección caracterizada por una necesidad imperiosa de mover las piernas, especialmente durante el descanso o por la noche. Esta revisión explora la conexión entre el SPI y la deficiencia de hierro, haciendo hincapié en el metabolismo del hierro y su posible papel en el desarrollo de la enfermedad. El artículo destaca que la deficiencia de hierro, incluso sin anemia, se ha identificado como un factor contribuyente o agravante del SPI. El hierro juega un papel crucial en la producción de dopamina, un neurotransmisor que participa en el control del movimiento muscular, a través de áreas cerebrales como la sustancia negra. Los niveles bajos de hierro pueden alterar la función dopaminérgica en el cerebro, lo que podría provocar los síntomas del SPI. El texto también menciona que la suplementación con hierro a veces puede aliviar los síntomas del SPI en personas con deficiencia de hierro. Sin embargo, enfatiza que no todos los casos de SPI están relacionados con la deficiencia de hierro y que se necesitan más investigaciones para comprender completamente la compleja interacción entre ambos. En resumen, el artículo sugiere una conexión importante entre la deficiencia de hierro y el SPI, destacando el papel del hierro en la función dopaminérgica y la posibilidad de que la suplementación con hierro sea una estrategia de tratamiento para algunos individuos con SPI.
Por Alfredo Calcedo 14 de mayo de 2025
El embarazo suele ser una etapa de bienestar y felicidad para la mayoría de las mujeres, sin embargo, para algunas es un momento de mayor vulnerabilidad a las enfermedades psiquiátricas. Las mujeres con antecedentes psiquiátricos son más vulnerables a los síntomas del estado de ánimo y la psicosis durante el periparto y el posparto. Estos tienen efectos perjudiciales tanto para la madre como para el hijo. El riesgo materno de suicidio, las conductas autolesivas y la psicosis es mayor en comparación con la población general. Esto representa una emergencia psiquiátrica y obstétrica, con desafíos clínicos y éticos implícitos. En este artículo se presenta el caso de una paciente con 33 semanas de embarazo y antecedentes psiquiátricos de trastorno bipolar I, quien fue detenida por la policía tras agredir a transeúntes en la calle. Proporcionó un nombre falso y tenía un supuesto historial de más de 19 hospitalizaciones en el último año. Inicialmente presentó catatonia, y posteriormente se observó que era agresiva y desorganizada. Intentó autoabortarse golpeándose, tirándose al suelo y poniéndose loción vaginal para facilitar la salida del bebé. La paciente recibió tratamiento con haloperidol, clozapina y fluoxetina. Este caso presenta las implicaciones éticas del tratamiento de mujeres embarazadas con psicosis aguda y el equilibrio entre beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia en un entorno hospitalario. Estos dilemas éticos surgen cuando las obligaciones del médico con la madre y el feto divergen. Si bien los informes de casos y la experiencia clínica ofrecen información valiosa, la ausencia de directrices estandarizadas y basadas en la evidencia resalta la urgente necesidad de recomendaciones actualizadas y adaptadas a esta población. Una revisión sistemática de los protocolos de tratamiento actuales, junto con una mayor investigación sobre los factores de riesgo y las estrategias terapéuticas, sería valiosa para mejorar los resultados tanto para la madre como para el niño. Fortalecer la colaboración entre los equipos obstétricos y psiquiátricos sigue siendo crucial para optimizar la atención durante el período perinatal.
Por Alfredo Calcedo 14 de mayo de 2025
La ketamina representa un avance importante en el tratamiento de la depresión , ofreciendo un inicio de acción rápido, altas tasas de respuesta y un mecanismo de acción novedoso en comparación con los tratamientos antidepresivos tradicionales. Sus principales efectos se deben al antagonismo del receptor N-metil-D-aspartato (NMDAR), aunque han cobrado fuerza las hipótesis sobre la importancia de su impacto en la señalización monoaminérgica, la señalización del BDNF, el agonismo del receptor opioide y la neuroinflamación. En comparación con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los antidepresivos tricíclicos (ATC), la ketamina demuestra una mayor eficacia, un inicio de acción significativamente más rápido y, en general, efectos secundarios más tolerables. Sin embargo, sus beneficios se ven contrarrestados por una duración mucho menor de los efectos antidepresivos y limitaciones de accesibilidad. En un ensayo comparativo, en comparación con la terapia electroconvulsiva (TEC), la ketamina mostró una eficacia similar en la depresión no psicótica, a la vez que proporcionó un alivio clínicamente significativo con mayor rapidez. Si bien la ketamina ofrece una eficacia similar a la TEC en la depresión no psicótica, con menos efectos secundarios cognitivos permanentes, se necesita más investigación para aclarar su seguridad a largo plazo y su uso óptimo en diferentes subtipos de depresión. La utilidad clínica de la ketamina se ve limitada por la corta duración de sus efectos antidepresivos y las dificultades de accesibilidad. Clínicamente, se debe considerar el uso de ketamina en pacientes con depresión resistente al tratamiento, en particular en aquellos con tendencias suicidas, considerando su inicio rápido y la disponibilidad de datos de seguridad a largo plazo, aún incompletos. Si bien el uso de la ketamina en el tratamiento de la depresión resistente es prometedor, se necesita más investigación para optimizar la pauta posológica de la ketamina, mejorar su accesibilidad y comprender mejor sus posibles inconvenientes, como la toxicidad vesical y el potencial adictivo. Además, estudiar los mecanismos que subyacen a la acción antidepresiva de la ketamina puede proporcionar una comprensión más profunda de la neurobiología de la depresión.
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