Trastorno por duelo prolongado
10 de octubre de 2024
Artículo publicado en la revista The New England Journal of Medicine sobre el trastorno por el duelo prolongado.
Puntos clave:
- El trastorno de duelo prolongado es un síndrome de estrés posterior a una pérdida en el que el duelo después de una pérdida sigue siendo intenso y preocupante más tiempo del esperado según las normas sociales, culturales o religiosas. La CIE-11 establece un mínimo de 6 meses y el DSM-5 un mínimo de 12 meses.
- El anhelo, la añoranza o la preocupación persistentes e intensas por la persona fallecida y otros síntomas relacionados con el duelo causan angustia y deterioro clínicamente significativos.
- Se estima que entre el 3 y el 10% de las personas que sufren un duelo debido a una muerte por causas naturales padecen un trastorno de duelo prolongado, con porcentajes sustancialmente más altos entre las personas cuyo duelo es causado por la muerte de un hijo o de su pareja o es el resultado de una muerte repentina e inesperada (por ejemplo, violencia o suicidio).
- La evaluación clínica de un posible trastorno de duelo prolongado también debe evaluar otros problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, el consumo de alcohol y sustancias, el riesgo de suicidio y los efectos de los síntomas en el funcionamiento social y ocupacional.
- Las psicoterapias centradas en el duelo basadas en evidencias constituyen el tratamiento de primera línea. La terapia con antidepresivos no ha demostrado ser eficaz para el trastorno de duelo prolongado, pero puede ser útil para controlar los síntomas de depresión coexistentes.
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Los antipsicóticos atípicos se pueden considerar una opción terapéutica en algunos pacientes con anorexia nerviosa (AN) y trastornos cognitivos o del pensamiento difíciles de tratar, que pueden interferir con la participación en la terapia cognitivo conductual (TCC) o la recuperación del peso. La olanzapina es el antipsicótico atípico más estudiado en personas con anorexia nerviosa (AN). La evidencia sobre sus efectos sobre el peso y los síntomas de la disfunción eréctil es contradictoria. Las altas tasas de efectos secundarios (p. ej., sedación, dislipidemia, aumento del apetito e hiperglucemia) contribuyen a las altas tasas de interrupción del tratamiento. Cada vez hay más evidencia que respalda el uso de aripiprazol en AN. Se ha demostrado que es beneficioso para los pensamientos asociados a trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y es bien tolerado. La risperidona y la quetiapina no han demostrado un beneficio consistente en el tratamiento de la anorexia nerviosa (AN). La quetiapina se asocia frecuentemente con efectos secundarios transitorios, como sedación, dificultad para concentrarse y ortostasis, y la risperidona se asocia con hiperprolactinemia.

Redacción Médica recuerda como fue el orden de reparto de asignación de plazas de las distintas especialidades MIR en la convocatoria del año pasado. Las 2 especialidades con más demanda fueron dermatología y Cirugía Plástica. A ver qué ocurre este año. El próximo 5 de mayo empiezan las resoluciones.