Trastornos del sueño como marcadores de riesgo de suicidio
Casi el 19% de los suicidios y el 36% de los homicidios ocurren durante la noche. Este trabajo revisa varios artículos sobre la relación entre alteraciones del sueño y el riesgo de suicidio. Aspectos más relevantes:
- Alteraciones en la duración del sueño total (TST): Tanto una duración habitual más corta como más larga del sueño (pero en particular una menor duración del sueño) se asocian con un mayor riesgo de intentos de suicidio a lo largo de 12 meses.
- Vigilia prolongada durante el período de sueño habitual: La vigilia nocturna, ya sea debido a insomnio, trastornos del ritmo circadiano o despertares episódicos, aumenta el riesgo de suicidio. Esto se debe a la combinación de procesos circadianos que promueven el sueño nocturno con déficits cognitivos inducidos por la privación de sueño, aislamiento social, cambios de ánimo y alteraciones en las funciones cognitivas.
- Momento crítico: “La mente después de la medianoche” que sugiere que la interrupción del sueño puede aumentar drásticamente el riesgo de conductas desreguladas a través de la vigilia nocturna: Un análisis de 15 años de datos en los EE. UU. mostró que hay un riesgo cinco veces mayor de suicidio y un riesgo ocho veces mayor de homicidio entre las 2 a.m. y las 3 a.m.
Estos marcadores proximales de riesgo de suicidio pueden complementarse con otras alteraciones del sueño que también pueden contribuir, como alteraciones del ritmo circadiano (retraso de las fases del sueño, jetlag social, cronotipo vespertino, etc), otros trastornos del sueño (insomnio, apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, etc.) y factores precipitantes adicionales.
En resumen, estas investigaciones resaltan que las alteraciones del sueño pueden servir como marcadores tempranos de pensamientos o comportamientos suicidas a corto plazo. Es fundamental monitorear los cambios recientes en la duración del sueño y la vigilia nocturna en personas en riesgo.

