Según un informe de la CNN, en Japón las presas mayores de 65 años se han cuadriplicado en los últimos 20 años, lo que muestra el enorme problema que existe en este país con la soledad de los mayores, hasta tal punto de que muchas cárceles de mujeres del país tienen reclusas que ingresan conscientemente para así no estar solas.
Akiyo, una presa de 81 años que estaba cumpliendo pena de cárcel por robar comida, fue la principal protagonista del reportaje realizado por la CNN, confesó que "Quizás esta vida sea la más estable para mí”, alegando que en esta prisión hay muy buenas personas y se cubren los servicios básicos.
El motivo de que muchas personas quieran ingresar en las cárceles, como Akiyo, es que sus condiciones sociales son mejores dentro que en libertad. En la prisión tienen comida, atención médica gratuita, cuidados para ancianos, trabajo y, sobre todo, la compañía de otras personas.
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