Este artículo publicado en el ABC aborda la creciente preocupación por la presencia de residuos farmacéuticos en los ríos de todo el mundo. El estudio, publicado en la revista PNAS, revela que los residuos de medicamentos, como antidepresivos, antiepilépticos y anestésicos, se encuentran en los ríos de todos los continentes, excepto la Antártida. Las aguas más contaminadas se encuentran en África y Asia, donde la gestión de residuos es deficiente.
La contaminación farmacéutica tiene múltiples efectos negativos, incluyendo la desaparición de especies y la aparición de bacterias multirresistentes debido a la presencia de antibióticos1. Los antiinflamatorios como el diclofenaco y el ibuprofeno tienen efectos genotóxicos y neurotóxicos en moluscos y causan disrupción endocrina en ranas. Los psicolépticos alteran el comportamiento de peces e invertebrados, y la carbamazepina, un anticonvulsionante, es tóxica para la reproducción de los invertebrados y retrasa el desarrollo de los peces.
La Unión Europea ha implementado una ‘Lista de observación’ desde 2015 para controlar los microcontaminantes en los recursos hídricos, incluyendo los fármacos. Sin embargo, aún no se han evaluado los efectos a largo plazo de los más de 2,000 principios activos que llegan a las aguas.
Este problema preocupa a administraciones públicas, la industria farmacéutica y especialistas en biodiversidad y salud pública. La contaminación farmacéutica es un problema del presente que requiere atención urgente para proteger tanto el medio ambiente como la salud humana.
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